sábado, 12 de diciembre de 2009

El continuo de Gernsback

Recuerdo uno de mis relatos preferidos de Mirrorshades, en concreto el que comparte título con este post, mientras leo este artículo sobre viviendas flotantes situadas en alta mar. ¿Serán estas las míticas construcciones que se aparezcan en visiones a los habitantes de un futuro muy diferente del que hoy soñamos?

Y llegando al final del artículo me encuentro con que este proyecto parte de la idea de recopilar un "mapa de los miedos" para transformarlos en una energía positiva y creadora, recopilación que en teoría está abierta a la participación a través de esta web.

Dejando de lado el artículo en sí, la idea de un "mapa de los miedos" me resulta atractiva: siempre he pensado que una sociedad que da la espalda al miedo, la frustración o el dolor (incluso a la muerte) dista mucha de ser madura. ¿O acaso de niños no nos enseñaron que para crecer sano hay que comer de todo?

viernes, 11 de diciembre de 2009

Almas con empresa

Con su reciente libro Filés: Democracia económica en el siglo de las redes, David de Ugarte nos propone profundizar en los conceptos fundamentales sobre los que se asienta el proyecto de comunidad indiana, y que son los que de uno en uno igualmente podemos empezar a intuir visitando la indianopedia.

Por medio de su lectura vamos comprendiendo el proceso evolutivo que ha permitido a esta comunidad ir construyendo un contexto y un marco de referencia común, tanteando en el camino referentes como el sionismo digital, que de manera simplificada podríamos entender como la asunción de las comunidades conversacionales como comunidad de pleno derecho, plurales, no vinculadas a un territorio y en donde los propios miembros son quienes definen la identidad y la pertenencia; o el movimiento neovenecianista, que añade a esta idea de comunidad identitaria los resortes necesarios para explicar la relación entre sus miembros y el espacio económico que los sustenta.

Se trata en definitiva de conceptos que en una primera aproximación pueden resultar difíciles de abordar (como me ocurrió personalmente al iniciar el itinerario), lo que por otro lado es comprensible si pretendemos reducir el proceso evolutivo de toda una cambiante y amplia comunidad a una consulta al diccionario, pero según se asientan unos sobre otros van mostrando una fuerza y una coherencia más que evidente.

Llegamos así a entender, al menos de forma aproximada, qué es la Filé y descubrimos que en su concepción como comunidad identitaria transnacional, propia de un mundo de relaciones distribuidas y que se dota de su propio sustento económico, aparecen tres ideas fuerza que ya nos deben sonar de algo: fraternidad, igualdad y libertad.

Y es que las relaciones entre los miembros de una Filé se definen como fraternales (inspiradas en las propias de los gremios medievales), los miembros del grupo decisorio se consideran iguales entre sí (no confundir grupo decisorio con grupo "superior", lo que deja bien claro el autor al decir que no es igual "arriba y abajo" que "dentro y fuera") y es pieza fundamental la libertad de pertenencia, escisión o salida de cualquier miembro.

Aplicado todo esto al mundo empresarial que todos conocemos y padecemos, algo a lo que el libro también dedica su atención y donde destaca el interés por los movimientos cooperativos, una vez asentada la lectura me planteo una reflexión: si la búsqueda de "un alma" en la empresa a la que nos refieren las modernas técnicas de gestión no parece dar frutos, quizá porque nadie acaba de creer en ella, ¿no será cuestión de seguir la propuesta de los indianos y no pensar en términos de "empresas con alma" sino de "almas con empresa"?

No obstante por encima de estos conceptos, sobre los que desisto de divagar más teniendo a mano la indianopedia y, aún mejor, el libro del que hablamos, me queda tras la lectura la misma sensación que al visitar un gran restaurante y saborear su menú degustación: visto lo visto, no puedo sino desear volver otro día para pedir "a la carta".

Para finalizar esta reseña me gustaría incluir una parte de su capítulo final, como cebo para quien llamado por la curiosidad quiera picarlo:

¿Por qué la filé? Porque puedes irte. Porque puedes
hacer cosas distintas si no te vas. Porque tú le das
forma tanto como cualquier otro. Porque tanto si va
bien como si va mal, tu esfuerzo cuenta y marca la
diferencia. Porque todo eso junto hace que ofrezca
más libertad que ninguna otra forma de
organización del trabajo que haya conocido.

Y sobre todo porque como diría cualquier
neovenecianista, vale para nosotros. No se impone,
ni siquiera se ofrece. Se hace y se construye. En
comunidad.

Campaña de sillas voladoras

Como comentaba en un post anterior, ya disponemos de una página específica para la campaña de ciberactivismo que propuse como experiencia práctica con el itinerario indiano y cuyo objetivo final sería trabajar por la eliminación de barreras arquitectónicas y, muy especialmente, por la sensibilización de los ciudadanos.

Pues bien, acabo de publicar en ella las tres primera propuestas de logotipos o iconos que debo agradecer a Fer y a Paco Andersh (bueno, realmente la tercera es una reinterpretación personal de sus diseños) y aprovecho para invitaros a todos a que las conozcáis, las valoréis y, como no, aportéis cualquier otro diseño o idea que siempre serán bienvenidos.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

En defensa de los derechos de autor

En la línea apuntada en mi anterior post titulado "la información quiere se libre", David de Ugarte incluye hoy en su blog este manifiesto de lectura más que recomendable.

Sillas voladoras

A todos los que habéis mostrado interés por la campaña que ayer proponía, en primer lugar ¡muchas gracias!

He creado una versión inicial de la página que podría servir de soporte, que podéis encontrar en sillasvoladoras.wordpress.com, y como resulta evidente faltan unas cuantas cosas con las que cualquiera podría contribuir:

- Logotipo de campaña.
- Banner para la página.
- Posible banner para intercambio entre blogs.
- Diseño de hoja de "pegatinas".

Si os parece, podemos trasladar la conversación sobre este tema directamente allí y vamos completando temas para poder empezar bien pronto.

Un abrazo a todos.

lunes, 30 de noviembre de 2009

¡Vamos a hacer prácticas!

Buenos tiempos para la lírica.

Pues bien, creo que a estas alturas de itinerario ya va siendo hora de aparcar la teoría por un momento y pasar a la práctica. ¿Os apetece un poco de hacking social?

Siguiendo las indicaciones que nos da David de Ugarte en su libro "El poder de las redes", son tres los elementos en que deberíamos basar nuestro ciberactivismo: el discurso, las herramientas y la visibilidad. A esto añadiría yo un elemento previo extraído directamente de la más pura tradición del software libre: toda iniciativa hacker tiene su origen en un motivación personal.

Pues ahí va mi motivación, o dicho de otro modo, la lírica que me anima: en mi ciudad, como supongo que en muchas de las vuestras, salir a pasear con mi hijo y su silla de ruedas es una verdadera epopeya; algo parecido ocurre a quienes conducen su propia silla, a los que pasean con coches de bebé, a las personas mayores... ¿No es hora ya de trabajar por la eliminación de barreras?

Situados en este punto y para continuar definiendo la acción, los otros elementos con los que os propongo emprender el ciberactivismo serían, en una versión muy preliminar, los siguientes:

1) El discurso. Si algo podemos aprender de un movimiento como Otpor! es la fuerza de un mensaje positivo y unas ciertas dosis de humor. En este terreno mi propuesta es usar la ironía de un mensaje que pretende mostrar la dificultad para andar en silla de ruedas (como no sea instalandole unas alas) a través de aceras estrechas, pasos de cebra con coches aparcados, edificios no accesibles o bordillos elevados. Podría ser algo como:

Zona de avistamiento de sillas volantes.
Logotipo con icono de silla de ruedas junto al icono habitual para zonas de avistamiento de aves o paisajísitcas
Trabajemos por la eliminación de barreras arquitectónicas.
Dirección web

2) Las herramientas. En la página web referida (quizá con una agregación de blogs colaboradores) estaría disponible una plantila para la fácil impresión de pegatinas con este mensaje.

3) La visibilidad. Adicionalmente, en esta página se animaría a contribuir a una galería de fotografías tomadas en lugares no accesibles donde se hayan situado personalmente estas pegatinas o simplemente se haya encontrado una.

Si os apetece participar en esta experiencia os invito a todos los itinerantes, a los indianos y a cualquier otro que pase por aquí a terminar de definir la acción y colaborar en su desarrollo para observar lo que ocurre. ¿Os animáis?

El poder de las redes

Toda estructura de información esconde una estructura de poder.

En este libro David de Ugarte nos lleva de la mano siguiendo la evolución de las diferentes topologías que han soportado el intercambio de información a lo largo de la historia, respondiendo en cada caso a los objetivos del momento y reflejando las estructuras de poder que los animaban.

Así descubrimos cómo cada momento histórico y el modelo de poder que lo caracteriza se apoya en una red de información con una estructura particular: el estado feudal con su red centralizada, la revolución industrial con una red descentralizada y el periodo post-industrial en el que estamos inmersos por una red puramente distribuida.

Y es que cada uno de estos escenarios, analizado desde una perspectiva económica, se sustenta en una política de incentivos vinculada a la consecución de sus objetivos. Y cuando esta política de incentivos alcanza sus límites, no puede sino empujar a un cambio de paradigma y organización.

La época industrial requiere un gran número de técnicos especializados con acceso a un conocimiento hasta entonces poco accesible. Más aún, un mundo industrializado en plena expansión colonial implica el establecimiento de nuevos puentes de comunicación entre las estructuras propias de la época anterior (empresas multinacionales, sindicatos “internacionalizados”, etc.). Estos objetivos suponen la necesidad de una lógica de incentivos diferente, ya propia de un mundo descentralizado.

Pero la evolución no se detiene ahí, y a las capacidades técnicas que requiere la era industrial le sigue una cada vez mayor necesidad de innovación y creatividad, algo que una estructura descentralizada ya no puede favorecer. De nuevo, la lógica de incentivos establecida no soporta adecuadamente los objetivos que se persiguen: como muy bien ironiza Himanen en su Etica del hacker, Einstein seguramente habría alcanzado más fácilmente su fórmula bajo una jerarquía científica burocrática basada en superiores, jefes de departamento y responsables de división que, lógicamente, supervisarían y aprobarían o no cada innovación antes de dejarla pasar hacia arriba.

Y es que, como se destaca en este irónico ejemplo, la estructura de poder implícita en un red descentralizada supone toda una serie de filtros que la información debe superar antes de poder expandirse. Un elemento de la red o nodo solo puede establecer un camino de comunicación tras pasar por todas la serie de nodos “censores” bien establecidos en la jerarquía por encima de él mismo.

Así pues, cuando la necesidad de innovación y creatividad deja vislumbrar los límites de la estructura descentralizada y su política de incentivos, no queda otra opción que dar un siguiente paso evolutivo y apostar por la red distribuida que facilita el intercambio libre de información, desde el momento en que cada nodo puede encontrar múltiples caminos para la comunicación y, por tanto, ningún nodo único ejerce un control exclusivo o censura sobre ella.

Es este el mundo en que ya vivimos y que tan bien representa la blogosfera como ejemplo de red de información donde se define otra agenda pública (no ya la de los media tradicionales), o el software libre como producto de la innovación tecnológica fuera de las “catedrales del conocimiento”.

Evidentemente este cambio no será fácil para nadie y no dejará de haber quien pretenda parar la marea empujando las olas de nuevo mar adentro; pero es esta una tarea épica e inútil y mas vale empezar a cambiar de actitud y apostar por la lírica, disfrutando mientras se nada en un mar cada vez más movido, más grande y más lleno de nadadores...y de peces.

Aún hoy podemos encontrar muchos ejemplos de esta inútil resistencia, en ámbitos tan evidentes como el de la defensa de la propiedad intelectual desde un ángulo equivocado (conservar los privilegios de los supuestos únicos agentes productores autorizados, algo sobre lo que hablo en otra entrada de este blog).

Pero me gustaría terminar apuntando otro de estos casos, no ya por su importancia sino por lo simbólico del lenguaje que utiliza, que refleja perfectamente una estructura de poder que ya ha quedado superada: cuando conecto a Internet, mi nodo superior de acceso aún pretende ejercer de filtro o “proxy” respecto a mi capacidad de comunicación. Y lo que es más, establece una absurda distinción entre mi velocidad “de subida” y “de bajada”. ¿Qué ejemplo más gráfico que éste de una visión trasnochada sobre los papeles de productor y receptor en una red distribuida?

domingo, 29 de noviembre de 2009

La información quiere ser libre

La defensa de la libertad de la información no se basa en un ataque a la propiedad intelectual o los derechos de autor. Simplemente busca establecer una forma de distribución del conocimiento, precisamente ejerciendo esos derechos, que lo ponga al alcance de todo el mundo y cualquiera pueda usarlo en beneficio común.

La clave que deberían comprender quienes han convertido la defensa a ultranza de unos privilegios a perpetuidad en su objetivo, es la existencia de muchos nuevos productores de información que, ejerciendo su propia libertad de creación, han superado una lógica de distribución descentralizada y la estructura de poder, control y censura que ésta conlleva.

Y aquellos que quieran cerrar sus ojos o, lo que es peor, los ajenos a esta nueva realidad, se engañan al insistir en que son la piratería y el delito los que acabarán con su negocio y sus privilegios. No es así, es la simple lógica de un mercado postindustrial, basado en la libertad de creación y la abundancia propia de una red distribuida, lo que les adelantará por el arcén mientras ellos insisten en la necesidad de controles de carretera cada vez más paranoicos.

Islas en la Red

Laura Webster y su esposo David viven en el albergue que regentan para la compañía Rizome en la isla norteamericana de Galveston.

Mientras que David no aspira a más que una vida tranquila en este pequeño mundo, dedicando su creatividad a la construcción de sólidas edificaciones de arena aglomerada, Laura descubre que bajo esa misma arena la marea ha enterrado sucios restos con los que una puede tropezar mientras hace footing y llegar a provocarse dolorosas heridas.

Es entonces cuando Laura decide cavar hasta el fondo y llegar hasta las raíces de todo lo que se oculta bajo su playa, y del mismo modo, bajo la Red donde desarrolla su vida.

Y es observando detenidamente ésta Red de constantes intercambios, con rebeliones que surgen y se extinguen en cualquier isla y en cualquier momento, como llega a descubrir las distintas estructuras de poder que conviven en ella y dan respuesta a su manera a los retos que se les presentan.

Descubrimos con ella los paraísos de datos como Granada o Singapur, con su apuesta por estructuras centralizadas que los mantengan en su aislamiento; también conocemos coaliciones como la Convención de Viena y su cara oculta, el ELAT, que apuestan por una estructura de poder descentralizada basada en un fuerte jerarquía y un estricto control y censura de la información.

Y finalmente, conocemos nuevos tipos de corporaciones basadas en la democracia económica, que son conscientes de formar parte de una red distribuida y muestran la agilidad propia de una enredadera para establecer con sus rizomas nuevos puentes y conexiones según lo va exigiendo un mundo tan cambiante.

jueves, 19 de noviembre de 2009

La crisis del Alakrana

En mi clase de inglés de ayer surgió un intenso debate respecto a la crisis del Alakrana y la censura o respaldo a la gestión que ha realizado el Gobierno.

Vaya como anticipo que no conozco al detalle todos los aspectos operativos en que se basan las críticas o apoyos, muy posiblemente porque en las ocasiones en que me he acercado al tema a través de los medios generalistas me he sentido tan descorazonado que he preferido pasar a otro asunto (en mi ranking personal, el debate de la tarde del miércoles en la Ser entre representantes de partidos políticos fue insuperable: que si deben dimitir tres ministros, que si el barco ni siquiera llevaba bandera española -era la ikurriña-, que si el PNV no admite la intervención del ejército en territorio vasco pero ahora piden ayuda, etc, etc, etc; imagino que barbaridades como éstas se habrán podido leer y escuchar en muchos otros lugares)

Salvado pues este aspecto, cuando en la conversación que mantuvimos ayer noche me preguntaron el obligado "¿y tú que habrías hecho?", solo pude contestar de manera poco precisa con un "pues depende de lo que quisiera conseguir y de las circunstancias".

Era este un intento de expresar mi punto de vista referido a la necesidad de debates reales, no envenenados desde el inicio, en los que se consideren las circunstancias que rodean al asunto en cuestión y cuales podrían ser las mejores opciones para actuar en función de aquellas y del objetivo marcado.

Y es que las cosas no son solo blancas o negras: existe una infinita gama de grises que es donde habitualmente se sitúa el sentido común. No obstante, esta idea que no acabo de formular del todo bien la expresa magistralmente Juan Urrutia en su post de hace unos días referido también al tema del Alakrana visto desde la lógica del óptimo subsidiario.

Para finalizar diré que en el debate de anoche no llegamos a ningún tipo de acuerdo final sobre lo bien o mal que se ha gestionado el asunto, pero en el camino de expresar opiniones diferentes y examinar las alternativas sí que encontramos al menos un punto de acuerdo sobre el modo de gestionar una parte del problema.

Es muy posible que buscando estos pequeños puntos de acuerdo y actuando según ellos se pudiera intervenir en ésta y otras situaciones, modificando así al menos en parte las circunstancias y esperando que las nuevas condiciones nos dieran nuevas pistas sobre cómo seguir actuando en el futuro. Aunque claro está, habrá quien llame a esto improvisación...

jueves, 5 de noviembre de 2009

La rebeldía en las redes

Tras la lectura de "Aburrimiento, rebeldía y ciberturbas" de Juan Urrutia y repasar el post de Fer titulado ¿Estamos destinados al cambio?, debo matizar algunas de las ideas que exponía en mi anterior post y que ahora comprendo mejor.

En particular, cuando hablamos de la influencia de la topología de red (cerradas vs. abiertas) en la facilidad para que prospere una rebelión, según sea el umbral de rebeldía de los miembros, se presenta la aparente paradoja de que para umbrales bajos la rebelión prospera mejor en redes cerradas y tupidas, mientras que con umbrales altos el cambio se desarrolla más fácilmente en redes abiertas.

Siendo esto cierto, no lo era tanto mi interpretación en el sentido de que "pequeños cambios prosperan bien en redes cerradas, pero grandes cambios prosperan mejor en las abiertas". Y esto no es cierto porque la relación entre umbral de rebeldía y naturaleza o tamaño del cambio no es tal: en realidad, introduciendo el concepto de "irritación" que utiliza Urrutia en su texto, un umbral de rebeldía bajo lo que implica es un verdadero hartazgo o irritación (quizá también aburrimiento) tanto que no necesito tener constancias de demasiados apoyos para atreverme a iniciar la revuelta.

En el sentido contrario, un alto umbral de rebeldía se podría aplicar a aquellos cambios que "no me parecerían mal" pero que no me irritan a tal punto como para comprometer el equilibrio de la red (o lo que es lo mismo, la aceptación de pautas comunes entre los miembros) salvo que sepa que son muchos otros los que también quieren ese cambio.

Así pues, la conclusión parece ahora más clara: para un pequeño umbral de rebeldía (tal grado de irritación que propondría una revuelta aún con pocos apoyos) el conocimiento común de una red cerrada favorece encontrar esos pocos apoyos necesarios; ahora bien, para situaciones no tan irritantes, la ventaja de una red abierta en cuanto a su facilidad de crecimiento actúa a favor de actos de rebelión que requieren conocer la preferencia de un elevado número de agentes.

De toda esta interesante lectura me gustaría rescatar aún otra idea: en estas dinámicas de red donde la influencia de unos agentes en el resto (el conocimiento común de preferencias) es tan determinante, es muy probable encontrarse en un estado de equilibrio de Nash subóptimo. En una interpretación simple y práctica de este concepto, implicaría que existe un "mejor estado de las cosas" potencial pero que no se va a alcanzar nunca porque los agentes no propondrán un cambio (que sería mejor para todos) al no tener certeza de que contarán con apoyos suficientes (ya que si finalmente no contaran con apoyos se arriesgarían a perder una situación que aún les favorece personalmente, aunque no sea al máximo posible).

En este estado de cosas, reflexiono sobre el movimiento Otpor y otras revoluciones que de momento han quedado por el camino (Sahara occidental, elecciones en Irán, etc.) Imagino que en Serbia, un umbral de rebeldía cada vez menor y el mayor conocimiento común alimentado por Otpor y otros movimientos similares contribuyeron a un cambio muy necesario.

¿Y en otros casos? Pues sinceramente y muy a mi pesar pienso que es el equilibrio subóptimo lo que nos pesa (el clásico "qué dirán", que dirían algunos): ¿no es más fácil para la mayoría apagar la tele después de las noticias y esperar a que nuestros mayores - Gobierno, ONU, OTAN - "lo arreglen todo" como han hecho siempre?

Buscar ese mejor equilibrio posible a base de rebajar nuestro propio umbral de rebeldía (o atrevimiento consecuencia de la irritación), extender la red abierta con que nos relacionamos (la diversidad que tan inteligentemente identifica Fer en su post) y atreverse a "hacerse mayor" y expresar el propio deseo de cambio podría ser la alternativa...

...en otro caso, quizá sea el aburrimiento el que acabe viniendo al rescate.

viernes, 30 de octubre de 2009

La teoría de redes sociales en un mundo plano

Leo fascinado en la bitácora de las indias todo lo que encuentro sobre la para mí antes desconocida Teoría de redes sociales.

Descubro que con estos modelos y herramientas, evolucionados a partir de la microeconomía, la teoría de grafos y la psicología social, se puede representar la estructura de una red y, lo que es más importante, analizar y predecir de manera bastante fiable (con las limitaciones propias de quien juega con el futuro) el comportamiento de la red en cuanto a la circulación de "influencia" entre sus nodos.

Como punto culminante de esta teoría y apoyándose en las bases sentadas por modelos anteriores, Michael Chwe introduce la idea de que la propia estructura de la red, en función de la fortaleza o debilidad de la relación entre sus nodos (esto es, cómo de tupida es la subred entre ellos, también llamada "cluster") va a ejercer una influencia directa en el modo en que se podrá transmitir o no un mensaje, lo que es especialmente significativo cuando hablamos de mensajes disruptivos, o dicho en sus propios términos, aquellos que superan el umbral de rebeldía.

Añade a esto Juan Urritia una importante aclaración sobre la existencia de una relación inversa entre la debilidad o fortaleza de la red y su idoneidad para servir de soporte a una rebelión (entendida ésta como la transmisión de un mensaje de cambio desde una nodo origen al número de receptores suficientes como para sentirse respaldado). Así pues, en redes con vínculos fuertes donde hay muchas relaciones entre los propios nodos del cluster, es más fácil que se extienda tal tipo de mensaje si el umbral de rebelión es pequeño (es decir, si para el nodo origen solo es necesario tener la certeza de que le respalda un pequeño número de nodos relacionados)

No obstante, la implicación verdaderamente innovadora está en el comportamiento inverso: cuando el umbral de rebeldía es alto, es más fácil que el mensaje revolucionario se extienda a través de las relaciones más débiles, abriendo nuevos caminos de comunicación que previamente estaban cerrados.

Todo esto que puede parecer algo excesivamente teórico e incluso un poco críptico, es fácil de interpretar en múltiples situaciones del día a día que se basan en nuestras relaciones sociales (no hablamos solo de La Red): por ejemplo, en el contexto de una familia (red de vínculos fuertes) ¿no es más fácil que tengan cabida pequeños cambios de comportamiento, pero que cambios "rompedores" no sean bien acogidos (me dejé el pelo largo solo cuando salí de casa y empecé a vivir en otra ciudad, con un nuevo conjunto de "relaciones débiles")?

Y un comportamiento similar podríamos trasladarlo a otro ámbito como el de las relaciones laborales, donde personalmente en un momento de cambio muy significativo, observo y práctico la apertura de nuevos puentes con algunos entornos con los que hasta ahora solo mantenía relaciones ocasionales y poco asentadas.

En resumen, reflexionando sobre esta teoría que tan gratamente me ha sorprendido y tras la lectura de "El mundo es plano", texto con el que también he disfrutado, no me queda otra que recomendar y recomendarme la apertura de nuevos vínculos débiles en momentos de cambio como éste, especialmente cuando mi propia actitud es por el cambio, la innovación, la apertura y, en definitiva, la superación del umbral de rebeldía en tantos y tantos asuntos.

¿Será participar en Las Indias un buen caso de ejemplo?

Cyborgs cercanos

Su dedo pulsa el interruptor y un nuevo mundo se abre ante sus ojos. Es un mundo tan real como el que deja atrás, pero en éste las restricciones de movimiento empiezan a difuminarse y ahora puede alcanzar lugares antes inaccesibles, a la vez que los ya conocidos adquieren otra dimensión.

Mientras tanto, su cuerpo permanece sentado y quieto, si no fuera por el sutil movimiento de su mano manejando el joystick.

La nueva interfaz llegó a casa tras un largo y tortuoso recorrido, superando las dificultades inventadas por quienes decían que a su edad era prematuro conectarlo a un sistema como ese, y llegaron a plantear la necesidad de un minucioso examen psicológico y visual antes de permitirlo.

Pero él ya adivinaba algo que los demás no podían comprender: la necesidad de conectar, de ampliar su mundo y su experiencia; en definitiva, de convertirse en un nuevo ser mucho más completo que la simple suma de su parte orgánica y su parte artificial. Estaba dispuesto a demostrarles cuánto lo necesitaba, y su primera conexión fue suficiente para acabar con las reticencias.

Desde entonces se conecta cada día y nos enseña cómo integrar la tecnología en nuestra vida, nuestras relaciones y nuestra propia identidad. Como una atrevida avanzadilla, nos está mostrando el camino para vivir plenamente como los cyborgs que ya todos somos.

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Este pequeño relato pretende ser una humilde recreación del mito cyborg y las primeras visiones de los vaqueros de consola que nos transmitía Gibson, interpretadas desde la experiencia de mi hijo Manuel con su silla de ruedas.

martes, 27 de octubre de 2009

Mirrorshades, ciberia y el hacker en la enredadera

Sirva este título tan comprimido para presentar este post como un compendio con mis principales reflexiones a partir de las lecturas del itinerario indiano de este pasado mes, durante el que un complicado "inicio de curso" me ha hecho imposible ir escribiendo a un ritmo normal.

Me centraré en una idea transversal que está presente de una u otra forma en todos los textos que corresponden a este momento del itinerario, y que no es otra que el concepto de hacker.

Y como punto de partida tomaré una interesante entrada que he encontrado en el blog de Alejandro Carballo, referida a su interpretación del bricoleur en el relato "Dias verdes en Brunei" de W. Gibson y, en particular, lo que apunta sobre cómo su particular lenguaje va conformando la manera de ser del hacker (me apropio de la cita de Heidegger: "El lenguaje es la morada del ser")

Efectivamente podría plantearse que es el uso de un "nuevo lenguaje" lo que va creando ese yo tan particular (o esos "yoes" extendidos como enredaderas) que corresponde a lo que llamamos "hacker" o "bricoleur" y en el que, creo yo, todos nos podemos más o menos reconocer.

Simplificando mucho, podría entenderse el lenguaje como el vehículo que permite a un individuo expresar sus inquietudes dentro de un contexto particular, y entonces plantear la pregunta de la siguiente forma: ¿cuál es el nuevo lenguaje del hacker? O, dicho de otra forma ¿qué inquietudes guían a un hacker y cuál es el contexto en que se desenvuelve?

Respecto a las inquietudes, una aproximación interesante sería la de Linus Torvalds en su introducción a "La ética del hacker", donde establece que éste individuo ha completado su evolución desde la inicial motivación por la supervivencia hasta un siguiente nivel basado en las relaciones sociales y, finalmente, un último paso donde lo que le motiva es el entretenimiento. Y en este punto, una buena interpretación sobre qué entender por "entretenimiento" cuando se habla del hacker podría ser la que aparece en el primer capítulo de Ciberia, comentando las primeras experiencias con los juegos de ordenador:

Mientras recorría las numerosas pantallas del juego
y recogía objetos mágicos, Craig aprendió que podía
usar aquellos objetos para «ver» partes del juego
que nadie más veía. Aunque había completado todas
las tareas de las primeras fases del juego, regresó a
ellas para explorarlas con su nueva visión. A Craig
ya no solo le interesaba ganar el juego; eso lo podía
hacer sin esfuerzo. Ahora lo que quería era meterse
dentro de él.

Esta es en definitiva la inquietud del hacker: ver lo que otros no ven, guiarse por su propio placer y no solo por el resultado que espera obtener, buscar la satisfacción de alcanzar un conocimiento que quiere ser libre y compartido.

Y completando el puzzle, esta inquietud que caracteriza al hacker se encuentra de repente en un contexto donde explorar otros mundos empieza a ser posible (psicodelia, realidad virtual, la red...) donde muchos límites empiezan a caer (geográficos, sociales, culturales) y donde el crecimiento en red (como una "en-red-dadera") empieza a dar forma a una nueva ética del trabajo, las relaciones sociales y el reconocimiento mutuo.

Así pues, es en este contexto y partiendo de aquellas inquietudes donde los hackers empiezan a crear un nuevo lenguaje, ese que les va a permitir encontrar las brechas por donde comenzar a expresarse en su propio idioma.

Y para finalizar este post me gustaría incluir una referencia a uno de los relatos de Mirrorshades que más me han gustado, "Petra" de Greg Bear, cuando habla de las bases desde las que construir un nuevo mundo y unas nuevas reglas, una vez que han caído las cortinas que impedían entrar la luz:

El Cristo de Piedra dice que su energía está agotándose. Si
Dios nos libera de los viejos caminos, no podemos
esperar que Su Hijo nos siga dando de mamar, ¿no
es así?

(...)

¿Te enseñé algo de las reglas de la
arquitectura, quiero decir, de la estética? ¿La
necesidad de la armonía, de la interacción, de la
utilidad, de la belleza?
—Un poco —dije.
—Bien. No creo que construir un universo nuevo
requiera mejores reglas. Sin duda necesitaremos
experimentar y quizás uno o más de nuestros
geniales chapiteles se caerá. Pero ¡ahora trabajamos
para nosotros mismos, para nuestra propia gloria!

viernes, 18 de septiembre de 2009

Zonas Temporalmente Autónomas

Inicio el itinerario indiano leyendo el libro de Hakim Bey sobre las "Zonas Temporalmente Autónomas", con las precauciones propias del que da un salto mortal en el tiempo. Y efectivamente, mi primera impresión es la de encontrarme con un texto muy influenciado por un contexto temporal y por el propio contexto personal del autor.

Está el libro impregnado por un aroma a arenga revolucionario-anarquista (o más bien una invitación a la "revuelta" continua, según sus propios términos) con unos más que ligeros toques de esoterismo y hippismo tardío, que en muchos casos complican el acercamiento al autor y sus ideas.

No obstante lo anterior y una vez tomadas las debidas distancias merece la pena rescatar el espíritu de esas "Zonas Temporalmente Autónomas", que personalmente interpreto como una invitación a la búsqueda continua de lugares y momentos "no controlados" en los que ejercer una cerrada defensa de la libertad individual. En definitiva, como una actitud de "revuelta" en contra de la corriente mayoritaria en la que acabamos ahogados si nuestro único objetivo es mantenernos a flote.

Según la presenta, nunca debemos esperar de esta revuelta un fruto definitivo y estable (lo que en definitiva no sería sino el nacimiento de una nueva corriente mayoritaria) y ésto parece lógico cuando de lo que estamos hablando es de mantener una postura de oposición siempre activa.

Para finalizar, me parece interesante una reflexión en torno al pretendido parasitismo de las ZTAs y su necesidad de un sistema establecido al que oponerse para justificar su propia existencia.

Si nos situamos en el contexto del mundo Red, y contando con la ventaja de haber presenciado la transformación del escenario en que se encontraba el autor, observamos cada vez más tendencias centralizadoras e intentos de control sobre todo movimiento, iniciativa o grupo que surja en la Red (¿Es posible contener a Facebook?) lo que me hace pensar si quizá el parasitismo sea en este caso de orden inverso: en un entorno como Internet, cuyo origen y evolución natural se inspiran en el libre intercambio de información, es la "corriente mayoritaria" la que anda un paso por detrás intentando cambiar de dirección y finalmente absorber cualquier zona autónoma que encuentre a su paso.

Y si esto es así, habrá que hacer caso a Hakim Bey y buscar ya la siguiente Zona Temporalmente Autónoma donde empezar a explorar.