jueves, 5 de noviembre de 2009

La rebeldía en las redes

Tras la lectura de "Aburrimiento, rebeldía y ciberturbas" de Juan Urrutia y repasar el post de Fer titulado ¿Estamos destinados al cambio?, debo matizar algunas de las ideas que exponía en mi anterior post y que ahora comprendo mejor.

En particular, cuando hablamos de la influencia de la topología de red (cerradas vs. abiertas) en la facilidad para que prospere una rebelión, según sea el umbral de rebeldía de los miembros, se presenta la aparente paradoja de que para umbrales bajos la rebelión prospera mejor en redes cerradas y tupidas, mientras que con umbrales altos el cambio se desarrolla más fácilmente en redes abiertas.

Siendo esto cierto, no lo era tanto mi interpretación en el sentido de que "pequeños cambios prosperan bien en redes cerradas, pero grandes cambios prosperan mejor en las abiertas". Y esto no es cierto porque la relación entre umbral de rebeldía y naturaleza o tamaño del cambio no es tal: en realidad, introduciendo el concepto de "irritación" que utiliza Urrutia en su texto, un umbral de rebeldía bajo lo que implica es un verdadero hartazgo o irritación (quizá también aburrimiento) tanto que no necesito tener constancias de demasiados apoyos para atreverme a iniciar la revuelta.

En el sentido contrario, un alto umbral de rebeldía se podría aplicar a aquellos cambios que "no me parecerían mal" pero que no me irritan a tal punto como para comprometer el equilibrio de la red (o lo que es lo mismo, la aceptación de pautas comunes entre los miembros) salvo que sepa que son muchos otros los que también quieren ese cambio.

Así pues, la conclusión parece ahora más clara: para un pequeño umbral de rebeldía (tal grado de irritación que propondría una revuelta aún con pocos apoyos) el conocimiento común de una red cerrada favorece encontrar esos pocos apoyos necesarios; ahora bien, para situaciones no tan irritantes, la ventaja de una red abierta en cuanto a su facilidad de crecimiento actúa a favor de actos de rebelión que requieren conocer la preferencia de un elevado número de agentes.

De toda esta interesante lectura me gustaría rescatar aún otra idea: en estas dinámicas de red donde la influencia de unos agentes en el resto (el conocimiento común de preferencias) es tan determinante, es muy probable encontrarse en un estado de equilibrio de Nash subóptimo. En una interpretación simple y práctica de este concepto, implicaría que existe un "mejor estado de las cosas" potencial pero que no se va a alcanzar nunca porque los agentes no propondrán un cambio (que sería mejor para todos) al no tener certeza de que contarán con apoyos suficientes (ya que si finalmente no contaran con apoyos se arriesgarían a perder una situación que aún les favorece personalmente, aunque no sea al máximo posible).

En este estado de cosas, reflexiono sobre el movimiento Otpor y otras revoluciones que de momento han quedado por el camino (Sahara occidental, elecciones en Irán, etc.) Imagino que en Serbia, un umbral de rebeldía cada vez menor y el mayor conocimiento común alimentado por Otpor y otros movimientos similares contribuyeron a un cambio muy necesario.

¿Y en otros casos? Pues sinceramente y muy a mi pesar pienso que es el equilibrio subóptimo lo que nos pesa (el clásico "qué dirán", que dirían algunos): ¿no es más fácil para la mayoría apagar la tele después de las noticias y esperar a que nuestros mayores - Gobierno, ONU, OTAN - "lo arreglen todo" como han hecho siempre?

Buscar ese mejor equilibrio posible a base de rebajar nuestro propio umbral de rebeldía (o atrevimiento consecuencia de la irritación), extender la red abierta con que nos relacionamos (la diversidad que tan inteligentemente identifica Fer en su post) y atreverse a "hacerse mayor" y expresar el propio deseo de cambio podría ser la alternativa...

...en otro caso, quizá sea el aburrimiento el que acabe viniendo al rescate.

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