jueves, 19 de noviembre de 2009

La crisis del Alakrana

En mi clase de inglés de ayer surgió un intenso debate respecto a la crisis del Alakrana y la censura o respaldo a la gestión que ha realizado el Gobierno.

Vaya como anticipo que no conozco al detalle todos los aspectos operativos en que se basan las críticas o apoyos, muy posiblemente porque en las ocasiones en que me he acercado al tema a través de los medios generalistas me he sentido tan descorazonado que he preferido pasar a otro asunto (en mi ranking personal, el debate de la tarde del miércoles en la Ser entre representantes de partidos políticos fue insuperable: que si deben dimitir tres ministros, que si el barco ni siquiera llevaba bandera española -era la ikurriña-, que si el PNV no admite la intervención del ejército en territorio vasco pero ahora piden ayuda, etc, etc, etc; imagino que barbaridades como éstas se habrán podido leer y escuchar en muchos otros lugares)

Salvado pues este aspecto, cuando en la conversación que mantuvimos ayer noche me preguntaron el obligado "¿y tú que habrías hecho?", solo pude contestar de manera poco precisa con un "pues depende de lo que quisiera conseguir y de las circunstancias".

Era este un intento de expresar mi punto de vista referido a la necesidad de debates reales, no envenenados desde el inicio, en los que se consideren las circunstancias que rodean al asunto en cuestión y cuales podrían ser las mejores opciones para actuar en función de aquellas y del objetivo marcado.

Y es que las cosas no son solo blancas o negras: existe una infinita gama de grises que es donde habitualmente se sitúa el sentido común. No obstante, esta idea que no acabo de formular del todo bien la expresa magistralmente Juan Urrutia en su post de hace unos días referido también al tema del Alakrana visto desde la lógica del óptimo subsidiario.

Para finalizar diré que en el debate de anoche no llegamos a ningún tipo de acuerdo final sobre lo bien o mal que se ha gestionado el asunto, pero en el camino de expresar opiniones diferentes y examinar las alternativas sí que encontramos al menos un punto de acuerdo sobre el modo de gestionar una parte del problema.

Es muy posible que buscando estos pequeños puntos de acuerdo y actuando según ellos se pudiera intervenir en ésta y otras situaciones, modificando así al menos en parte las circunstancias y esperando que las nuevas condiciones nos dieran nuevas pistas sobre cómo seguir actuando en el futuro. Aunque claro está, habrá quien llame a esto improvisación...

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