viernes, 11 de diciembre de 2009

Almas con empresa

Con su reciente libro Filés: Democracia económica en el siglo de las redes, David de Ugarte nos propone profundizar en los conceptos fundamentales sobre los que se asienta el proyecto de comunidad indiana, y que son los que de uno en uno igualmente podemos empezar a intuir visitando la indianopedia.

Por medio de su lectura vamos comprendiendo el proceso evolutivo que ha permitido a esta comunidad ir construyendo un contexto y un marco de referencia común, tanteando en el camino referentes como el sionismo digital, que de manera simplificada podríamos entender como la asunción de las comunidades conversacionales como comunidad de pleno derecho, plurales, no vinculadas a un territorio y en donde los propios miembros son quienes definen la identidad y la pertenencia; o el movimiento neovenecianista, que añade a esta idea de comunidad identitaria los resortes necesarios para explicar la relación entre sus miembros y el espacio económico que los sustenta.

Se trata en definitiva de conceptos que en una primera aproximación pueden resultar difíciles de abordar (como me ocurrió personalmente al iniciar el itinerario), lo que por otro lado es comprensible si pretendemos reducir el proceso evolutivo de toda una cambiante y amplia comunidad a una consulta al diccionario, pero según se asientan unos sobre otros van mostrando una fuerza y una coherencia más que evidente.

Llegamos así a entender, al menos de forma aproximada, qué es la Filé y descubrimos que en su concepción como comunidad identitaria transnacional, propia de un mundo de relaciones distribuidas y que se dota de su propio sustento económico, aparecen tres ideas fuerza que ya nos deben sonar de algo: fraternidad, igualdad y libertad.

Y es que las relaciones entre los miembros de una Filé se definen como fraternales (inspiradas en las propias de los gremios medievales), los miembros del grupo decisorio se consideran iguales entre sí (no confundir grupo decisorio con grupo "superior", lo que deja bien claro el autor al decir que no es igual "arriba y abajo" que "dentro y fuera") y es pieza fundamental la libertad de pertenencia, escisión o salida de cualquier miembro.

Aplicado todo esto al mundo empresarial que todos conocemos y padecemos, algo a lo que el libro también dedica su atención y donde destaca el interés por los movimientos cooperativos, una vez asentada la lectura me planteo una reflexión: si la búsqueda de "un alma" en la empresa a la que nos refieren las modernas técnicas de gestión no parece dar frutos, quizá porque nadie acaba de creer en ella, ¿no será cuestión de seguir la propuesta de los indianos y no pensar en términos de "empresas con alma" sino de "almas con empresa"?

No obstante por encima de estos conceptos, sobre los que desisto de divagar más teniendo a mano la indianopedia y, aún mejor, el libro del que hablamos, me queda tras la lectura la misma sensación que al visitar un gran restaurante y saborear su menú degustación: visto lo visto, no puedo sino desear volver otro día para pedir "a la carta".

Para finalizar esta reseña me gustaría incluir una parte de su capítulo final, como cebo para quien llamado por la curiosidad quiera picarlo:

¿Por qué la filé? Porque puedes irte. Porque puedes
hacer cosas distintas si no te vas. Porque tú le das
forma tanto como cualquier otro. Porque tanto si va
bien como si va mal, tu esfuerzo cuenta y marca la
diferencia. Porque todo eso junto hace que ofrezca
más libertad que ninguna otra forma de
organización del trabajo que haya conocido.

Y sobre todo porque como diría cualquier
neovenecianista, vale para nosotros. No se impone,
ni siquiera se ofrece. Se hace y se construye. En
comunidad.

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